Héctor Lisandro Villarroel, DNI 34.526.170, domiciliado en la localidad de Alejandra, fue condenado por reiterados abusos sexuales con acceso carnal, agravados por la convivencia y por la edad de la víctima; y por amenazas agravadas por el uso de arma de fuego, en concurso con el delito de tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil.
La sentencia fue firmada por el juez penal Gonzalo Basualdo, tal lo acordado por el fiscal Juan Sebastián Marichal y la defensora María Noel Severo, con el consentimiento de la abuela de la víctima, quien es menor de edad.
HECHOS
El fiscal sostuvo que los reiterados abusos fueron en la vivienda que compartían en la localidad de Alejandra; y en varias oportunidades en las que Villaroel llevó a la niña (su hijastra) en moto, al Oeste de la Ruta Provincial 1 con la excusa de juntar leña.
Le sacaba la ropa, la manoseaba, la obligaba a tocarle sus partes íntimas y a practicarle sexo oral. Además, le decía que «cuando sea grande sería su mujer»; y la amenazaba para que no cuente lo que le hacía, caso contrario, «mataría a ella y a su familia».
Los abusos terminaron en el mes de mayo del año 2022, cuando la niña dejó de vivir allí.
El 2 de marzo de 2018, cuando la niña cumplió 5 años de edad, y hasta el 3 de mayo del año 2022, la tenía bajo amenaza de muerte. Le decía que mataría a ella y a sus hermanitos menores, apuntándoles con un arma de fuego calibre 22, modificada a partir de un rifle de aire comprimido, la que fue secuestrada en su domicilio el 21 de septiembre del 2022, cuando se realizó una requisa autorizada por la mamá de la menor víctima.
Tras la presentación del acuerdo, en audiencia celebrada en los tribunales de Reconquista el 15 de agosto de 2023, en el marco de un procedimiento abreviado, el juez penal Gonzalo Basualdo condenó a Villaroel, a la pena de ocho (8) años de prisión de efectivo cumplimiento; más una multa de mil pesos ($1.000.-) la cual se deberá abonar dentro de un mes. Además, dispuso el decomiso del arma de fuego secuestrada y recomendó que cumpla la condena -de ser posible- en la cárcel más cercana, que es la de Santa Felicia, Departamento Vera.